Hace un tiempo estuve con un cliente y mantuvimos una conversación: de besugos. 

No era nuestro día, dejémoslo ahí. Sólo faltaba la birra para convertir una reunión de trabajo en una conversación besuguil entre dos amigos a las tres de la mañana.

Cito palabras textuales del susodicho: Tengo un equipo de datos.

Al rato, añade: No entendemos nada de datos. 

¿Perdón? ¿Cómo? 

Veamos, centrémonos. La persona que tenía delante mio me estaba diciendo que tenía un equipo que se encargaba de todas las cuestiones referidas a la gestión del dato, pero a la vez, estaba reconociendo que no tenían ni idea sobre este tema.

Yo en ese momento pensé: zapatero a tus zapatos.

Mira, si se te estropea la lavadora llamas al reparador, si necesitas asesoría legal lo haces con tu abogado y si quieres una birra se lo pides al hostelero. Punto.

Pero no, si necesitas gestionar tus datos para hacer tu negocio más rentable lo haces tú dado que eres un experto en sistemas, tienes un equipo de matemáticos que son la leche y el título de analista de datos te lo compraste en la churrería de abajo. Vamos, no me…  

Después de pensar todo esto le añadí: yo creo que necesitas que tu departamento de datos te lo lleve una empresa externa especializada en datos para que no sigas perdiendo dinero.

Pues eso mismo. Me contestó.

De besugos.

A partir de aquí le expliqué a pies juntillas nuestra forma de trabajar. Le dije que teníamos una metodología probada para convertir sus datos en una materia prima realmente rentable y que además iríamos midiendo este rendimiento en el tiempo.
También le añadí que para eso necesitábamos que confiasen en nosotros y que nos tenían que dar la autoridad que nos correspondía para trazar el camino correcto.

Para conocer esta metodología siempre puedes contestar a este correo o ponerte en contacto con nosotros desde este formulario

Que tengas un GRAN día,
Unai